Rápido pero despacito...
Me llevó el contador a una oficina de gobierno para hacer un trámite. Ya habíamos salido y caminabamos de regreso a nuestra oficina cuando, detrás de nosotros, venía una señora con dos niños: uno como de dos años y otro como de cuatro. Al de dos años lo traía cargado y el de cuatro venía caminando.
De pronto, la señora medio enojada y medio distraída le gritó al pequeño que caminaba: "¡Andale, correle!", y en cuanto el niño pegó la carrera, se escuchó otro grito que decía: "Despacito Juanito, despacito". Cuando el pequeño hubo disminuido el paso, se oyó nuevamente a la mamá decir: "¡Pero apurale!".
Esto se repitió en unas tres ocasiones. La verdad me desesperé y entonces me detuve, di la vuelta y le dije: "Por favor señora, decidase ya. O corriendo o despacito, pero ya. Pobre niño, ¡ni el ni yo estamos aquí por gusto, nos traen a la fuerza y ya nos tienen hartos!".
El niño asíntió al tiempo en que miraba el rostro enfuercido de su madre y yo miraba el rostro amenazante del contador. El pequeño y yo nos miramos por un instante y... Salimos corriendo de allí. Eso sí, despacito para que la señora no se enojara más.
No he visto al contador desde esa hora. Si lo ves, por favor dile que era sólo por defender al niño.
[Desde: Alguna calle de la capital]
De pronto, la señora medio enojada y medio distraída le gritó al pequeño que caminaba: "¡Andale, correle!", y en cuanto el niño pegó la carrera, se escuchó otro grito que decía: "Despacito Juanito, despacito". Cuando el pequeño hubo disminuido el paso, se oyó nuevamente a la mamá decir: "¡Pero apurale!".
Esto se repitió en unas tres ocasiones. La verdad me desesperé y entonces me detuve, di la vuelta y le dije: "Por favor señora, decidase ya. O corriendo o despacito, pero ya. Pobre niño, ¡ni el ni yo estamos aquí por gusto, nos traen a la fuerza y ya nos tienen hartos!".
El niño asíntió al tiempo en que miraba el rostro enfuercido de su madre y yo miraba el rostro amenazante del contador. El pequeño y yo nos miramos por un instante y... Salimos corriendo de allí. Eso sí, despacito para que la señora no se enojara más.
No he visto al contador desde esa hora. Si lo ves, por favor dile que era sólo por defender al niño.
[Desde: Alguna calle de la capital]
Comentarios
Que si caminas rápido, pero no te apuras; que si corres, pero no tan rápido.
Supongo que es entrenamiento para lidiar precisamente con tipos como el contador público, ya de adultos: apúrate para esperar.
D
El caso es que el 50% fue realidad y el otro 50% imaginación. Por supuesto, no es necesario aclarar cual es cual. Como dices, es un milagro que los pequeños nos entiendan. De hecho, es un milagro que cualquiera nos entienda. :P
Dicho lo cual, me retiro de esta entrada.